FOTO: El Economista (Mx)

El mundo comienza a ser lenta, pero cruelmente, un lugar complicado para el periodismo independiente. Durante el último año, al menos (según cifras oficiales) 75 periodistas han perdido la vida al ser asesinados. A pesar de las manifestaciones, repudios, comunicado de organizaciones internacionales las cuales velan por los Derechos Humanos y la libertad de prensa, entre otras, estas muertes parecen terminar en un silencio misterioso, el cual esconde una trama mucho mas compleja y profunda.

1 – Repasemos el 2017: A pesar de ser un año con menos muertes que el promedio, sigue marcando una tendencia, 50 al menos, según lo que puede ser comprobado. Esto no es todo, el 2017 terminó de transformar a Siria y México como los países mas peligrosos para ejercer este oficio. Los datos concretos del pasado años: México 13, Afganistán e Irak 11 y Siria 10. 

2 – El 2018 ya cuenta con mas de 15 muertes alrededor del mundo. México sigue a la cabeza en cuanto al peligrosidad y lentamente comienzan a sumarse a Siria, Rusia, Yemen, otros países por una tendencia que se incrementa lentamente: La prisión o desaparición por encierro de periodistas en China, Turquía, Venezuela, Filipinas y Ecuador entre otros. 

3 – A pesar que 2017 imprime una marca positiva en cuanto al número de muertes, esta esconde en su interior una modalidad que ha comenzado a crecer y mencionamos anteriormente. El número de presos y desaparecidos ha aumentado considerablemente. Al parecer, esto indica que el poder político permanece a la cabeza de estos actos. Mientras los casos de México (guerra narco) y Siria (guerra civil) pueden representar evidencias mas puntuales en cuanto a los motivos, gran parte del resto de las naciones involucradas en estas estadísticas demuestran que el factor político y la falta de garantías constitucionales como la libertad de prensa y la solidez de determinadas instituciones que velan por la seguridad de los periodistas (manipulación y corrupción en los estamentos de justicia), son los grandes responsables de esta situación.

4 – Mas datos: Mientras Reuters sigue siendo la agencia mas golpeada, el periodismo independiente sigue a la cabeza en cuanto al número de víctimas, al menos 200 en los últimos 25 años. Los países mas afectados: Irak, Siria, Filipinas, Rusia y la India a nivel internacional, mientras que Latinoamérica sigue golpeando a México, seguido por Colombia, Honduras y Venezuela. Es probable que la situación en el Gobierno de Nicolás Maduro y la reciente crisis en Nicaragua comience a golpear al periodismo fuertemente en los próximos meses.

Qué esconde esta situación? El poder político se encuentra en este momento en una situación muy particular alrededor del mundo. Muchos países carecen completamente de garantías clave para ejercer el periodismo independiente, ya sea por cuestiones de gobierno (dictaduras de todo tipo, límites teocráticos a la libertad de prensa, regulación inconstitucional de la legislación que hace a la libertad de prensa, etc.) o por un poder financiero exagerado, el cual les permite a dichos gobernantes “establecer las reglas de juego para con los medios” especialmente en cuanto a la pauta oficial y la diversidad de voces (ambas limitadas para con el periodismo opositor e influyentes para con los medios “amigos”).

Mientras tanto, las muertes siguen ocurriendo, mas periodistas siguen injustamente tras las rejas y muchísimos otros aun se encuentran desaparecidos. El fuego cruzado y los accidentes, son la causa de muerte mas baja y en muchas ocasiones, son evitables o parte de los riesgos del oficio. En la vereda de enfrente, se encuentran las causas reales: La falta de garantías, la violación de los Derechos Humanos y un silencio por parte de la población…mas que peligroso. Si no comenzamos a advertir a las generaciones futuras sobre esta problemática, las posibilidades de vivir en un mundo “realmente ficticio” serán mas grandes. Queremos saber la verdad o tan solo preferimos una “realidad construida” que nos produce un confort sin desgaste? 

*Datos de Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas.

 

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